lunes, 13 de diciembre de 2010

A la sonrisa de un Enero

La sonrisa tuya es el parte aguas entre tu felicidad y la felicidad nuestra; es el remedio de huracanes y la líder de mis ensueños. La sonrisa que te despinta la mirada me desdibuja el entorno para llenarte de luz. La sonrisa, tu sonrisa, me estremece y me enloquece las manos y la boca; me hace verte y pensarte en las formas bellas con los árboles y las flores.
Tu sonrisa me lleva a tu alma que conozco y desconozco, que me mata y me reencarna tras tu aliento de noche fresca. Tu sonrisa me mueve el mundo, lo gira y lo descompone; me remueve el sentir y el decir de mis conceptos. Tu sonrisa es lo bello que tenemos juntos, es lo bello que tienes solo.
La sonrisa que emanas contiene la carcajada que descubre el sentir de los cuerpos y el vibrar del corazón mío. Tu sonrisa, esa, me captura impactada con mis ojos en tus labios y las ganas de besarte. Tu sonrisa me contagia el tal cual de tu rostro, me transformo en tus ojos, en tus rasgos, en ti entero.
Tu sonrisa me fragmenta en los tiempos en que volaremos lejos, me requiebra las aguas de esperanza en el tiempo en el que fui y soy tuya. Tu sonrisa me describe entre brisas agarrada de tu brazo; te presenta ante mí de manera pura y divina ante diluvios de miradas, me entretiene entre sus ondas, me desplaya por tus cielos.
Tu sonrisa se comprime y llega a besarme el alma, se entretiene borboteándome los poros y encapsulándome los amores. Tu sonrisa es aquella andante en los silencios transformados en seda, en nubes algodonadas; es la paz interna de mi cuerpo y la paz externa de tu sentir, es la que detiene a los andantes de mi calle para yo correr desde ahora y siempre al paso tuyo.

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