jueves, 25 de noviembre de 2010

Repetición tercera de lo dado

Hay veces que uno necesita verse en el espejo y verse en el propio rostro los rasgos de a quien van dirigidas las palabras muertas en el aire. Y uno se rie, y uno llora, y uno se queda viendo a sí mismo. Y se mira el cabello despeinado, los ojos cansados, las mejillas rojizas, los labios a punto de sonreir y el camino que una lágrima ha dejado.
Hay veces que uno necesita del reflejo engañoso y después del abrazo de los propios brazos convertidos en los de quien iban dirigidas las palabras que murieron en el aire. Y uno piensa en caminar y buscar el rostro y los brazos de la persona. Y uno suspira y respira y cierra los ojos ya resecos. Y uno se imagina un café en una tarde soleada frente al rostro ese e imagina las palabras. Y uno sigue imaginando día con día, hasta que las palabras se han ido, hasta que el aire les ha dado muerte.

1 comentario:

  1. introspección, única forma de encontrar la verdad de los otros incluso cuando sólo vemos el espacio que ocupamos y que, al final, está más vacío que todo eso que parece tan lleno.

    "Y uno sigue imaginando día con día, hasta que las palabras se han ido, hasta que el aire les ha dado muerte."

    Esta la firmo sin duda, buen post, excede mi capacidad de percepción de imágenes inducidas.

    P.D. eso del "uno" es genial.

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